Máscaras, disfraces y otras clases de engaño
Cansada estoy de escuchar por todas partes como multitudes reniegan de el único Dios vivo, tan solo porque algún representante de Él en la tierra con nombre de cristiano dejó una imagen borrosa de Jesús. Somos dos o tres personas a la vez y confundimos a un mundo que pide a gritos sinceridad entre tanta mentira. Ahora es preciso, hablar de integridad…
“presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros”
Tito 2:7-8
Las personas íntegras son como en matemática unos números enteros, no son fraccionados y son en toda su esencia uno solo, inalterable.
Líderes, ministros, adoradores, servidores; como quieras llamarnos, vivimos en una constante “Y” de elecciones, caminos distintos que se disponen por donde pasamos y nos toca decidir. Algo sucedió en mi casa, de mi boca salieron 4 gritos, por tanta presión y molestia salgo portando la máscara de “bendecido, prosperado y victoria” y me conduzco por la vida a alentar a otros y criticar a aquellos débiles que se dejan vencer de lo malo y caen en medio de las situaciones adversas, porque no son como nosotros, los 2 veces santos, los que sí salimos bien en medio de las pruebas, los siervos aprobados, los íntegros de corazón. ¡Si claro!
¿Qué tienes para dar hoy?, ¿Cómo está la relación con los que verdaderamente te conocen? ¿En tu casa realmente creen en ti? ¿Quién eres al cerrar la puerta? ¿ En qué te conviertes al salir al mundo? ¿Qué conversaciones tienes con el enemigo? ¿Le coqueteas y le guiñas el ojo?.
Éramos malos, éramos rebeldes, éramos desordenados, éramos seductores, éramos descarados, éramos poco aplicados, éramos estafadores, éramos mal intencionados, ÉRAMOS, y cada una de esas cosas tienen que morir por completo en todo lugar, debo entender que si quiero que Dios me use como su embajador en la tierra tengo que representarlo bien, y empezar a ser educados por el ESPÍRITU SANTO.
Rick Warren decía que El denominador común del liderazgo, es la integridad, es decir, que para el líder el ser íntegro es indispensable y no algo que puede o no estar, porque es la integridad que nos hace verdaderos, genuinos, sin caras dobles.
Hoy decidamos botar el disfraz, quemar la máscara, dejar detrás las ambigüedades y nuestro discurso distorsionado. Seamos luz del mundo, reconozcamos nuestras fallas y ayudemos a otros a llegar al camino, que es, CRISTO.
Señor Jesús, presento delante de ti todo aquello que está en mí pero que no es real, hoy crucifico lo que aún se sujeta a la carne, decido ser como tú quieres que sea y dejo de lado toda hipocresía y falsedad, tu no mereces eso. Te amo. Todo, en el nombre de Jesús, Amén.